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Errores al escribir un libro: no definir el tema central

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No definir el tema central

Errores al escribir un libro: no definir el tema central

Ilustración de personajes incoherentes en una historia sin tema definido

Cómo el error de no definir el tema central afecta la estructura de un libro

Uno de los errores más comunes que cometen los escritores novatos es no definir claramente el tema central de su obra. Este fallo puede parecer menor al principio, pero a medida que avanza la escritura, los efectos son evidentes: una trama desordenada, personajes incoherentes y, lo peor, un lector que pierde el interés.

El tema central es el alma de cualquier historia, es aquello que conecta todos los elementos, desde los personajes hasta los conflictos y las resoluciones. Sin él, una novela o un libro se convierten en un conjunto de escenas y diálogos sin rumbo, una sucesión de eventos que no tienen un verdadero propósito.

Ser feliz o tener razón

Imagina que comienzas a leer una novela sobre la relación entre un padre y su hijo en medio de un conflicto bélico. Sin un tema central claro, el autor puede comenzar hablando del impacto de la guerra en las relaciones familiares, pero de repente cambiar a un enfoque sobre la política del conflicto, para luego desviarse hacia el romance de un personaje secundario. El lector, en lugar de involucrarse en una historia coherente, termina desorientado, sin saber cuál es el mensaje que la obra quiere transmitir.

Este es un problema común cuando el autor no tiene claro qué quiere contar o qué lección o reflexión quiere dejar al lector. Un ejemplo claro lo vemos en algunas películas o series que, debido a la presión por añadir múltiples tramas o abordar varios temas, terminan ofreciendo un producto final desordenado. Un caso que se discutió ampliamente en el cine moderno fue el de películas que cambiaron de directores en mitad de producción, donde las visiones creativas originales no se alineaban, generando un producto final inconsistente, lo que dejó a los espectadores confundidos.

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Nunca olvides este concepto: definir el tema central es importante para la coherencia de la trama y para el desarrollo de los personajes. Los protagonistas, antagonistas y personajes secundarios deben actuar de acuerdo con los principios del tema. Si la historia trata sobre la venganza, por ejemplo, todos los eventos y acciones de los personajes deben girar en torno a ese concepto. Al no tener claro este tema, las decisiones y comportamientos de los personajes pueden parecer aleatorios o fuera de lugar.

En el ámbito literario, es esencial que un autor determine el propósito de su historia antes de empezar a escribir. Un buen ejercicio es resumir la obra en una sola frase que describa el tema central. Si no puedes hacerlo, es muy probable que no tengas claro cuál es el corazón de tu historia. Harper Lee, autora de «Matar a un ruiseñor«, tuvo claro desde el principio que su obra trataría sobre la injusticia racial en el sur de Estados Unidos. Todo en la novela, desde los personajes hasta los eventos, está alineado con ese propósito, lo que permite que la historia tenga coherencia y que el lector entienda claramente el mensaje.

Por otro lado, cuando se comete el error de no definir el tema central, no solo sufre la narrativa, también la experiencia del lector. Al final del día, un libro que no tiene un propósito claro es difícil de seguir y, lo que es peor, es difícil de recordar.

Un lector puede abandonar una obra si siente que la historia va en demasiadas direcciones sin ningún enfoque. Este es el riesgo que corren muchos autores cuando no dedican el tiempo necesario a definir el tema central antes de comenzar a escribir.

Escritora con dudas sobre el tema central de su libro

Escenas irrelevantes que no aportan a la trama

Cuando el tema central no está claro, una de las primeras señales es la inclusión de escenas que, simplemente, no aportan nada al desarrollo de la historia. Estas escenas pueden ser divertidas, emotivas o estar bien escritas, pero si no se relacionan con el mensaje principal de la obra, solo logran confundir al lector.

Un ejemplo práctico de este problema lo vemos en novelas donde se introducen capítulos enteros dedicados a situaciones cómicas o románticas que no tienen ninguna conexión con la trama central. Un autor puede querer crear una subtrama de romance, pero si la historia trata sobre la superación personal del protagonista en un contexto de guerra o aventura, dicha escena no contribuirá al desarrollo del tema y el lector sentirá que se ha desviado de la verdadera historia.

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Un ejemplo clásico es el de la saga de Harry Potter. Aunque las novelas de J.K. Rowling están llenas de detalles y momentos que enriquecen el mundo mágico, cada escena está vinculada con el tema principal: la lucha del bien contra el mal. Si Rowling hubiera añadido escenas simplemente por su valor entretenido, la trama hubiera perdido coherencia y se habría diluido la tensión narrativa.

Otro ejemplo interesante lo encontramos en la novela «Cien años de soledad« de Gabriel García Márquez, donde, a pesar de la complejidad de las historias de los personajes, cada escena contribuye al tema principal del destino trágico de la familia Buendía. Las escenas no se sienten forzadas ni desconectadas, lo que refuerza la cohesión de la obra. Sin embargo, si Márquez hubiera añadido escenas que no apoyaran esta narrativa central, la obra habría perdido su enfoque y el lector podría haberse sentido desorientado.

Cuando las escenas irrelevantes comienzan a proliferar, no solo afectan a la coherencia de la trama, sino que también pueden llevar al lector a aburrirse. En lugar de mantener el ritmo, el libro comienza a sentirse largo y pesado, y el lector puede perder el interés.

Para evitar este error, es importante que el autor revise cada escena y se pregunte: «¿Cómo contribuye esta escena al tema central de mi historia?» Si la respuesta no es clara, es probable que la escena pueda ser eliminada o reescrita para mejorar la coherencia narrativa.

Las aventuras de Pablo

Desarrollo de personajes sin evolución clara

Otro de los grandes problemas que surgen cuando no se define un tema central es el estancamiento en el desarrollo de los personajes. Los personajes deben tener una evolución a lo largo de la historia, y esta evolución debe estar directamente relacionada con el tema central. Si no existe un tema claro, los personajes pueden parecer estáticos, sin aprendizaje ni cambio, lo que genera desinterés en el lector.

Un ejemplo práctico de esto es cuando un protagonista comienza la historia con un conflicto claro, pero su desarrollo se estanca porque las decisiones que toma no están guiadas por un propósito. Pensemos en una novela en la que el protagonista se enfrenta a una lucha interna sobre el perdón. Si el autor no tiene claro este tema, es posible que el personaje termine tomando decisiones que no resuelven el conflicto interno y, por lo tanto, su evolución se detiene. El lector, que espera ver un cambio en el protagonista, termina frustrado porque la historia no avanza.

Secreto de confesión

En «Orgullo y prejuicio« de Jane Austen, el desarrollo de Elizabeth Bennet está intrínsecamente ligado al tema del orgullo y los malentendidos. Cada decisión que toma Elizabeth la acerca o la aleja de este conflicto central, lo que permite una evolución clara del personaje a lo largo de la novela. Si Austen hubiera dejado que su protagonista tomara decisiones irrelevantes o desconectadas del tema principal, Elizabeth no habría experimentado un crecimiento real y su historia habría perdido fuerza.

Un hecho curioso en el mundo editorial es que muchos manuscritos son rechazados precisamente porque los personajes no tienen una evolución coherente. Los editores, al detectar que los personajes parecen no cambiar ni aprender de sus experiencias, tienden a rechazar estas obras porque saben que los lectores no se engancharán con personajes que no crecen a lo largo de la trama.

Otro ejemplo clásico es el de «El gran Gatsby« de F. Scott Fitzgerald, donde el crecimiento (o falta de crecimiento) de los personajes está relacionado directamente con el tema del sueño americano y la decadencia moral. Gatsby, como personaje, está definido por este tema central, y cada una de sus acciones refleja su trágica visión del éxito. Sin un tema tan claro como el que Fitzgerald plantea, el personaje de Gatsby podría haberse convertido en un millonario más sin propósito ni dirección, lo que hubiera reducido el impacto de la novela.

El error de no definir un tema central en la creación de personajes afecta a la consistencia de la historia, además de privar al lector de una experiencia emocionalmente satisfactoria. Al no haber una evolución clara, el lector pierde la oportunidad de identificarse con el protagonista o comprender su arco de transformación. Es esencial que, desde el primer momento, el autor sepa cuál es la trayectoria emocional y psicológica que los personajes seguirán en relación al tema principal de la obra.

Escritor revisando la coherencia de su trama

Consecuencias para la experiencia del lector y la recepción crítica

Cuando un autor no define el tema central de su libro, las consecuencias no tardan en aparecer, especialmente para el lector. Desde el inicio, los lectores esperan encontrar una historia con un propósito claro que les guíe a través de una trama coherente y personajes bien desarrollados. Sin embargo, cuando la historia carece de un enfoque definido, la experiencia de lectura se ve comprometida.

Esta falta de cohesión puede generar frustración en el lector, quien no logra identificar el verdadero propósito de la obra. Lo que inicialmente parecía una lectura prometedora se convierte en un cúmulo de escenas inconexas que dejan al lector insatisfecho.

Además, los críticos y editores suelen ser muy exigentes con el enfoque de una obra. En el mundo editorial, una novela que no tiene un tema claro es vista como una obra que no ha sido suficientemente trabajada, lo que aumenta sus posibilidades de ser rechazada por editoriales y autopublicada sin éxito. Las críticas negativas se acumulan, y eso tiene un impacto directo en las ventas.

La falta de un tema central no solo afecta a los lectores, sino que puede influir profundamente en la carrera de un autor, especialmente si está en sus primeros pasos como escritor.

París

Lectores que pierden interés

Uno de los efectos más inmediatos de una obra sin un tema central definido es la desconexión del lector. Al leer, las personas buscan seguir una historia que los lleve de un punto A a un punto B, con personajes que crecen y cambian en el proceso. Pero cuando la trama es confusa y los personajes parecen actuar sin razón aparente, el lector se siente perdido. Un ejemplo típico es el de novelas que comienzan bien, con una introducción interesante, pero que a medida que avanza la historia se desvían hacia subtramas que no aportan al desarrollo principal.

Un ejemplo conocido en la industria editorial es la novela «La verdad sobre el caso Harry Quebert« de Joël Dicker. Aunque tuvo un éxito notable, algunos lectores y críticos señalaron que la historia, al combinar demasiados temas, perdía coherencia en ciertos momentos. Esto generó opiniones divididas: mientras unos alababan su originalidad, otros se desconectaron debido a la cantidad de tramas abiertas sin un enfoque claro. Es un ejemplo de cómo el exceso de subtramas o el desvío del tema central puede hacer que el lector pierda el hilo de la historia y, en consecuencia, el interés.

Cuando el lector se siente perdido, empieza a leer con menos entusiasmo. Esto puede llevarlo a abandonar el libro, algo que todo escritor debería evitar a toda costa.

Una experiencia de lectura desconectada no solo arruina la relación del lector con ese libro, sino que puede influir negativamente en su percepción del autor en futuras obras. Al final, un lector insatisfecho difícilmente recomendará el libro a otros, lo que afecta tanto a la reputación del autor como a las ventas.

Cartas de amor de un soldado

Críticas negativas y rechazo editorial

Para los editores, una obra sin un tema central bien definido es una obra que no está lista para ser publicada. Las editoriales buscan historias que cuenten algo concreto, con un mensaje claro y personajes que evolucionen a lo largo de la trama.

Cuando reciben manuscritos donde el enfoque se pierde entre varias subtramas o donde los personajes parecen actuar de forma incoherente, suelen rechazar el proyecto. Esto es común en el mundo editorial, donde los manuscritos que no muestran un desarrollo sólido suelen ser desechados en las primeras fases de revisión.

Un caso curioso fue el de la novela «Lolita« de Vladimir Nabokov, que fue rechazada por varias editoriales antes de ser publicada. En muchos casos, los editores no entendieron el enfoque central de la obra, y aunque «Lolita» es un ejemplo extremo, ilustra cómo la falta de un tema claro puede llevar a rechazos editoriales incluso en obras que, con el tiempo, se convierten en clásicos. Por supuesto, en el caso de «Lolita», el tema era muy controvertido y no siempre comprendido, pero en otros casos, los rechazos editoriales se deben simplemente a la falta de claridad en el enfoque de la historia.

Los críticos literarios son igualmente implacables cuando se enfrentan a una obra que no tiene un mensaje claro. Un libro que salta de un tema a otro sin definir una línea argumental sólida suele recibir reseñas negativas. Las críticas señalan la incoherencia en la trama, la falta de desarrollo de los personajes y la sensación de que el autor no sabía exactamente qué quería contar. Este tipo de reseñas negativas tienen un impacto significativo, ya que muchos lectores potenciales basan su decisión de compra en las opiniones de críticos o en las reseñas que leen en plataformas como Goodreads o Amazon.

La autopublicación también se ve afectada por la falta de un tema central. Aunque muchos autores optan por autopublicar cuando son rechazados por las editoriales, la recepción del público no mejora si la obra sigue teniendo problemas de enfoque.

De hecho, en plataformas como Amazon, donde los lectores dejan reseñas inmediatamente después de leer el libro, las opiniones negativas pueden acumularse rápidamente y afectar las ventas. Las reseñas que mencionan «falta de coherencia», «personajes inconsistentes» o «trama confusa» suelen ser suficientes para disuadir a futuros compradores, creando una espiral negativa difícil de revertir.

Ejemplo de una trama desordenada por falta de tema principal

Resumen final

El tema central de una historia es el núcleo que sostiene la trama, los personajes y el mensaje que quieres transmitir. No definirlo antes de comenzar a escribir puede llevar a inconsistencias, desvíos innecesarios y un relato confuso.

Evitar este error es esencial para mantener la coherencia en todo el libro, y puedes hacerlo con una buena planificación y la revisión constante de tu trabajo. Herramientas como el uso de lectores beta o la creación de esquemas son fundamentales para asegurar que tu historia siempre siga una línea clara.

Al final, una obra bien estructurada, con un tema central sólido, capta el interés del lector y mejora la recepción crítica, incrementando tus oportunidades de éxito tanto en la autopublicación como en el mundo editorial.

Diagrama explicativo sobre cómo definir el tema central en una novela

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FAQs

Definir el tema central desde el principio es crucial para mantener la coherencia de la trama y el desarrollo de los personajes. Un tema claro ayuda al autor a guiar la historia de manera consistente y evita que la narrativa se desvíe, lo que mejora la experiencia del lector y la recepción crítica.

Para mantener el tema central, puedes crear un esquema inicial que resuma el propósito de la historia. Revisa constantemente cada capítulo y escena para verificar que estén alineados con ese tema principal, y utiliza lectores beta para obtener una opinión externa sobre la coherencia del mensaje.

Cuando un libro no tiene un tema central claro, la trama puede volverse confusa y los personajes pueden actuar sin coherencia. Esto genera frustración en los lectores, quienes podrían perder el interés en la historia. Además, los críticos literarios y editores suelen rechazar obras que no tienen un propósito definido.

Las técnicas más efectivas incluyen hacer un esquema básico que resuma la idea principal del libro y utilizar resúmenes breves que guíen la historia. Estas herramientas ayudan a los escritores a tener siempre presente el tema central mientras avanzan en el proceso de escritura.

Las obras sin un tema central definido suelen recibir críticas negativas debido a la falta de coherencia en la trama. Esto puede afectar las ventas y reducir el impacto del libro en el mercado, especialmente si es autopublicado en plataformas como Amazon, donde las reseñas son fundamentales.

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