Se vale soñar (Segunda parte)
En esta segunda apuesta por la prosa sencilla y soñadora, Centella nos invita a continuar soñando, a buscar dentro de ese rincón oculto las bondades de la fe, la fe por recuperar esa sutil capacidad de soñar y aunque sea en letras lograr esos sueños que hemos abandonado por el camino, en esta lucha llamada vida, en la que sin sueños, más que metas, es imposible continuar, es un recordatorio de que a pesar de nuestros fracasos y el dolor, el amor siempre, pero siempre, valdrá la pena, siempre dentro de los seres capaces de amar, está el poder de dejarte marcar por el amor, que es el único triunfador en medio de un mundo insípido y materialista.
Es la segunda invitación de Centella a volver a soñar, a retroceder en el tiempo a nuestros años mozos , nuestra tierna o dura adolescencia, en la que poco importaba la triste realidad, jamás fue un impedimento para luchar por lograr esos tiernos sueños, para recuperar esa capacidad de mirar al futuro con esperanza ,esa que con los años hemos pausado, es el desafío de una pluma enamorada, que rehusa dejar de ser soñadora y que más allá del dolor, de las decepciones, las frustraciones y la muerte, continúa llenando su equipaje de románticas ilusiones; Con la terquedad de ser feliz entre letras, entre recuerdos y perdonando a aquellos que no supieron corresponder un amor irrepetible en el tiempo, su tiempo. Es la elección de quedarse con la felicidad pasada, esa que nadie podrá quitarte, porque te pertenece por derecho.